Explicaba el señor V. Moliner, en su conferencia del día 23 de Junio, en la Cámara de Comercio de Tarragona, que hay que mirar al futuro olvidándose del retrovisor. O sea, que según éste profesor; hay que adelantar y adelantar aunque los que vengan por detrás vayan pegándose tortas y dando volteretas por las cunetas. Buen ejemplo para los, adolescentes, que están sacándose el carné de conducir y en general para todos los conductores.

Este eficiente señor de la EADA, no escatima discurriendo metáforas para dar énfasis a su orientación, aunque con las mismas se pase por el forro normas legales y comportamientos cívicos. Con este adornado ejemplo pretendía pulverizar los titubeos, las indecisiones y las apariciones de sentimientos y mala conciencia, que pueden albergar en ciertos empresarios, a la hora de dejar en el paro al personal sobrante de fábrica ó empresa de servicio. Si es preciso, se ha de acabar hasta con el negocio, si este deja de serlo. Y en esta cuestión; asegura el Sr. Moliner, “nuestros empresarios” van muy por detrás de los anglosajones, que saben despedir y cerrar empresas, porque han previsto con tiempo lo que se les venía encima.

Pero para eso está él; impartiendo conocimientos al respecto. Y por ello preconizó sobre los dos grandes valores que, para este profesor, son la innovación y la formación. ¡Faltaría más! Pues, coincide al cien por cien, con la metáfora del retrovisor. Sin embargo ambos conceptos, para otra gente, como yo, significa que se ha de mirar por el retrovisor, que se ha de mirar hacia atrás, tantas veces como haga falta, para ser conscientes de donde nos encontramos y sobre todo, para poder seguir avanzando sin necesidad de pisar a nadie ni de cargarnos el ecosistema.

No obstante, Moliner lo tiene muy claro. Un día “descubrió la pólvora”, con ayuda de esa formación que le dieron, y que imparte ahora él. Constató que todo era competitividad, por lo que hoy, se ha de saber desenvolver en esa competencia cada vez más feroz, dándose codazos y patadas en las espinillas, ya no solo con los de al lado, sino hasta con los de la otra punta del planeta.

Claro hombre: eso es la globalización y el nuevo orden mundial. En el fondo, el Sr. Moliner, no es un lumbreras, más bien, es un deslumbrado: remuneración equivalente a seis currelas “descamisaos”, digo seis; quizás doce..., cómodos viajes, buenos hoteles, inmejorables restaurantes y guarniciones de entretenimiento. ¡Ay estas guarniciones! Estas son las más persuasivas.

Todo un voluminoso panal de miel que les eleva y les acomoda en algodonadas nubes, desde donde ya jamás, se baja si no es para hacerse añicos. Pues desde allí, es difícil no hacer apología del terrorismo. De muestra, un botón. Tenía que ser la guinda de la conferencia, y el “yuppie” fue y la soltó. Por lo visto en una cena con el Presidente de Telefónica, Sr. Alierta, nada más y nada menos, (no sabemos si estaba también su sobrinísimo ó se encontraba ocupado “buscando” nuevos caminos de inversión) fue este quien le detalló la diferencia que había entre que los trabajadores colaboren o se impliquen con la empresa. Permitan que yo también escriba el ejemplo metafórico que nos mostraba Tot Tarragona en su resumen: “ves aquel plato de huevos fritos con beicon que se va a comer el inglés: la gallina colabora el cerdo se implica”.

¿No me digan ustedes que la metáfora gastronómica no tiene un trasteo? Pues viene a resumir toda una disertación de cómo se debe tratar y explotar, sin compasión alguna, a los trabajadores, de cómo se les debe dejar sin empleo aunque les cueste la muerte. Y es que el Presidente de Telefónica tiene una grandísima experiencia en eso de liquidar trabajadores.

Osama Bin Laden, al menos muestra más respecto por sus kamikazes. En ningún caso, el del turbante, les compararía con cerdos ó con otros animales, además trinchados en un plato esperando ser degustados.

El terrorismo que ensalza y practica el capitalismo es infinitamente superior y más destructivo que otros muchos terrorismos del mundo juntos. Pues este parte, no de la defensa de una pequeña porción de la tierra, ó de otras cuestiones, sino que tiene como objetivo la apropiación del conjunto del Planeta. Y es en esta práctica de terror donde cada día sucumben millones de criaturas humanas, animales y vegetales.